No me voy a referir a la montonera de estúpidas reacciones que se generaron tras la muerte de Augusto José Ramón I, tanto de sus fanáticos como de sus detractores, aparte de los imbéciles de siempre que arruinan toda clase de manifestación popular, los mismos cobardes encapuchados que se meten en la marcha del Primero de Mayo, "piden plata" para ir al estadio a destrozar y romper las casas de los que viven cerca de las canchas o aparecen en cualquier protesta, autorizada o no. En cuanto a la polarización, véase mallenchu.blogspot.com, pa' que gastarse si mi comadre lo graficó muy bien.
La verdad, quiero hablar del famoso tema de "funeral de Estado o sólo honores militares" y exponerles las varias razones por las que estimo que no procede decretar duelo oficial de tres días, entre otras cosas.
1.- Aunque el señor Moreira crea ver en la encuesta que hoy salió en "La Tercera" alguna maravillosa muestra de reconocimiento a la "obra" del fenecido general, lo único que demuestra es que la gente piensa que si fue Comandante en Jefe del Ejército le corresponde un funeral ad hoc a esa condición, la única realmente legítima que tuvo, aunque la mancilló tan sólo dieciocho días después de asumir nombrado por el Presidente Allende, participando del Golpe de Estado que él no ideó, pero al que se sumó para luego apoderarse de todo el poder, dejando a sus camaradas de lado. Así, un traidor a su gobierno primero, y a sus compañeros golpistas seguidamente, no merece un funeral de Estado.
2.- "Pero, si fue Presidente de la República": Error, fue cabeza del derrocamiento de un gobierno elegido constitucionalmente, luego se quedó con el cargo de Presidente de la Junta de Gobierno, y aprovechó el plebiscito de 1980, trucho hasta el hartazgo, para darse legitimidad obteniendo el título de "Presidente" por vías, por decir algo suave, extrañas y más encima, quiso perpetuarse en el poder mediante una fórmula incorporada en su Constitución, lo que afortunadamente no resultó, pero el honorable caballero estuvo a un tris de no respetar el triunfo del "No", ratificando su laya de canalla de tomo y lomo. Así que ¿Presidente de la República?
3.- Está suficientemente acreditado que, al menos, sabía de las infinitas violaciones a los DD.HH. cometidas por su aparato represor (DINA, CNI, DIPOLCAR, DINE, Comando Conjunto, etc.) y por el mismo Gobierno Militar, por lo que la familia y los partidarios de un violador de los Derechos Humanos de sus propios compatriotas (algunos de ellos vivos, habiendo regresado de años y años de exilio, otros, familiares que buscan a los suyos aunque las evidencias indiquen que no van a aparecer), no pueden pretender que, de buenas a primeras, se acepte que todo el país, aquel que Pinochet contribuyó de modo fundamental a dividir más aún de lo que estaba antes del 73, tenga que guardar respeto y luto por este hombre a quien muchos ven como la encarnación del mal en la Tierra. Mal podría todo ello ayudar a la reconciliación tan manida pero tan necesaria, porque el general no gobernó para todos los chilenos, sino que en beneficio de algunos que se llenaron de plata los bolsillos con sus reformas económicas, mientras el resto vivía en el terror y la pobreza.
4.- Finalmente y bastaría sólo esto, un funcionario público que defrauda al Fisco y mantiene cuentas en el extranjero con dineros de todos nosotros jamás merecería el honor de un funeral de Estado, porque parecería francamente absurdo que se le rindiesen tal clase de honores a quien con sus actos atentó contra la fe pública y el mismo Estado chileno.
En resumen, y en términos simples, no hay por dónde. Pero si usted cree otra cosa está en su pleno derecho, porque yo también soy partidario de Voltaire, al igual que mi amiga Mallén.
Chaíto.