lunes, octubre 30, 2006

Padres jóvenes...

Han sido varios los casos de maltrato a menores que han surgido en las últimas semanas, con desenlaces tan macabros como el de Danciel, agredido por su padre, vaya uno a saber bajo qué absurdo argumento, probablemente la insistencia del pequeño en exigir atención o su excesivo llanto, aprovechándose de la ausencia de la madre y encerrándose con la inocente criatura en el dormitorio, consiguiendo con su irracional actuar quitarle la vida a su propio hijo. Edad del "padre del año": 23 años, si mi memoria no se equivoca.
Casi en paralelo surgió un estudio que afirma que aproximadamente un 75% de los niños han sido maltratados por sus padres, señalándose además que la gran masa golpeadora se encuentra en los progenitores de entre 20 y 28 años, es decir, jóvenes, lo que uno podría interpretar por un lado, como un marcado rasgo de impaciencia y de baja tolerancia a la frustración, entendida como lo dificultoso que puede resultar criar a un hijo, descifrar sus necesidades, las que de pequeños sólo se manifiestan a partir de llantos y balbuceos, pero por otra parte, es una clarinada de alerta ante el hecho de que personas con poca experticia en el manejo de crisis, pero también de una total falta de conciencia frente a la titánica responsabilidad que uno se pone sobre los hombros al traer un niño o niña al mundo, más aún si recordamos que nadie nació sabiendo ser padre o madre.
Me encuentro precisamente en esa categoría etárea, y aunque en mi caso, la llegada de Nachito estaba planificada, era esperada, mi señora y yo somos profesionales universitarios, y ella en particular es médico y el próximo año parte la beca de Pediatría en la PUC, es indiscutible que la criaturita en cuestión es, al menos los primeros meses antes de "cacharle la onda" a sus llantos y demás formas de expresión, una verdadera caja de Pandora, y que, inevitablemente, el no ser capaz de interpretar sus deseos o de resolverle sus problemas, genera frustración, tristeza y, en ciertos casos graves, trastornos psíquicos de mayor entidad.
Lo reconozco, yo me enojo, a veces me desespero, sobre todo en las noches, cuando se despierta una y otra vez, incluso hasta lo reto, y lo mezco un poco más fuerte o rápido, pero no creo haber tenido el deseo de que se callase, sin importar el cómo, para siempre. Quizá valdría la pena pensar en esas sonrisas tiernas que estos pequeñuelos nos regalan tan gratuitamente, ésas que nos derriten y enternecen, o imaginárnoslos caminando o haciendo sus gracias, respirar hondo y recordar que no hay mala intención en sus gemidos o en sus despertares nocturnos, y, finalmente, acordarse que no pidieron venir al mundo, por lo que todo lo que les suceda hoy y en el futuro es, por lo menos por ahora, de nuestra entera responsabilidad.
Chaíto.

viernes, octubre 20, 2006

18 de octubre

La verdad sea dicha, este post se debió haber escrito hace unos días atrás, pero nunca es tarde.
No sé si a otras personas les pasa lo que me sucede a mi señora y a mí, pero nosotros tenemos un montón de historias vinculadas a ese día, de las buenas y de las otras. Partamos por las malas: nuestras abuelas maternas fallecieron ese día, la mía, la Mamita Julia, hace cuatro años, y la de la Claudia, la abuelita Chana, hace 21. Siguiendo con el día aquel, una pareja de amigos se casó por la Iglesia en esa fecha, después de unos cuantos años solamente casados por el civil. Para seguir con las coincidencias, una de mis tías está de cumpleaños el mismo dichoso día.
Finalmente, y en la más maravillosa de las varias conmemoraciones que llenan el 18 de octubre, hace seis años, como a las 22:00, me es díficil precisar la hora, mi señora y yo nos pusimos a pololear, y desde entonces estamos juntos, lo cual marca el inicio de nuestra historia de amor, de nuestra familia y de toda una serie de sucesos hermosos coronados con la llegada de nuestro Nachito.
Pese a todos los problemas, las discusiones muchas veces subidas de tono, las enfermedades, los fallecimientos de seres queridos, recordar ese día 18 de octubre de 2000, así como los días previos a esa fecha, que también están cargados de emociones, de recuerdos graciosos y también muy lindos, me hace pensar que las decisiones tomadas en ese minuto fueron las correctas, que fue Dios quien nos colocó a caminar juntos la misma senda y con Él acompañándonos, cuidándonos, y colmándonos de infinitas bendiciones. Por eso, aunque por supuesto celebro la fecha de nuestro matrimonio, le tengo un aprecio especial a esa fecha, que siento como el verdadero inicio de lo que es hoy mi familia, en un minuto de mi vida en que ni siquiera esperaba verme como estoy ahora.

viernes, octubre 13, 2006

He vuelto...

Uff, he tenido tan poco tiempo para escribir, que de verdad parece que hubiera regresado de unas largas vacaciones.
El asunto es que hoy ha sido galardonado como Premio Nobel de la Paz el creador del denominado "Banco de los pobres", el nativo de Bangladesh, Mohammad Yunus, quien lleva casi treinta años practicando una particular forma de solidaridad y ayuda social, a través del sistema de microcréditos sin ínteres a personas que están bajo la línea de pobreza y que no pueden acceder en modo alguno a la banca tradicional, porque no tienen garantías que ofrecerle a los bancos. Personas que han buscado, a través de la creatividad, de la cooperación, del esfuerzo y la constancia, tratar de salir del círculo de la miseria, pero que carecen de los dineros mínimos para hacer surgir sus talleres y microempresas, y que, en su inmensa mayoría, son mujeres. Su idea, implantada en su país natal, ha servido de inspiración en otras naciones y a otras personas (aquí en Chile tenemos el Fondo Esperanza, por ejemplo) y ha permitido a mucha gente surgir, pero no a partir del asistencialismo estatal, que hace dependientes del gobierno de turno las ayudas que llegan a la población más postergada, sino que a partir de valores como la responsabilidad, el respeto por los compromisos adquiridos y el depositar en ellos la confianza de que, con un poco de colaboración y sin que les den todo en bandeja, pueden superarse y pensar en un futuro mejor, que no dependa de fichas CAS o Chiles Solidarios, ni de fundaciones privadas que muchas veces no buscan más que una jugosa exención tributaria que permita mejores dividendos a los accionistas.
El ejemplo de Yunus, más allá del tema monetario, puede servirnos, creo, para evitar esta vieja idea de que a los pobres les gusta todo hecho, que no se esfuerzan por nada, y que son flojos. La pregunta que debiera surgirnos no es otra que: ¿les preguntamos qué quieren, qué necesitan? ¿o los ayudamos con lo que creemos que ellos necesitan y que a nosotros nos satisface entregarles?.
No olvidemos que lo conseguido con esfuerzo tiene mayor mérito y da mayor satisfacción, sobre todo cuando ese esfuerzo es de uno mismo.
Sería bueno tender a expresar la solidaridad colaborando con la creatividad y con los talentos que andan ocultos por nuestras poblaciones y entre nuestros pobres, dándoles la oportunidad de salir adelante con lo que ellos puedan entregar, para que se sientan responsables de su propio destino, y no atados a un lugar del que no ven como salir.
Esto mismo vale para otros ámbitos de nuestro quehacer, como en el caso de nuestras campeonas mundiales de hockey - patín, que a punta de esfuerzo silencioso y de sacrificios familiares lograron algo que el fútbol, con todo el aparataje, la atención de los medios y los dineros malgastados, no ha estado ni cerca de lograr. Albricias para ellas, por demostrarnos que el coraje, la garra y el amor por lo que hacemos si pueden cambiar el mundo.