Han sido varios los casos de maltrato a menores que han surgido en las últimas semanas, con desenlaces tan macabros como el de Danciel, agredido por su padre, vaya uno a saber bajo qué absurdo argumento, probablemente la insistencia del pequeño en exigir atención o su excesivo llanto, aprovechándose de la ausencia de la madre y encerrándose con la inocente criatura en el dormitorio, consiguiendo con su irracional actuar quitarle la vida a su propio hijo. Edad del "padre del año": 23 años, si mi memoria no se equivoca.
Casi en paralelo surgió un estudio que afirma que aproximadamente un 75% de los niños han sido maltratados por sus padres, señalándose además que la gran masa golpeadora se encuentra en los progenitores de entre 20 y 28 años, es decir, jóvenes, lo que uno podría interpretar por un lado, como un marcado rasgo de impaciencia y de baja tolerancia a la frustración, entendida como lo dificultoso que puede resultar criar a un hijo, descifrar sus necesidades, las que de pequeños sólo se manifiestan a partir de llantos y balbuceos, pero por otra parte, es una clarinada de alerta ante el hecho de que personas con poca experticia en el manejo de crisis, pero también de una total falta de conciencia frente a la titánica responsabilidad que uno se pone sobre los hombros al traer un niño o niña al mundo, más aún si recordamos que nadie nació sabiendo ser padre o madre.
Me encuentro precisamente en esa categoría etárea, y aunque en mi caso, la llegada de Nachito estaba planificada, era esperada, mi señora y yo somos profesionales universitarios, y ella en particular es médico y el próximo año parte la beca de Pediatría en la PUC, es indiscutible que la criaturita en cuestión es, al menos los primeros meses antes de "cacharle la onda" a sus llantos y demás formas de expresión, una verdadera caja de Pandora, y que, inevitablemente, el no ser capaz de interpretar sus deseos o de resolverle sus problemas, genera frustración, tristeza y, en ciertos casos graves, trastornos psíquicos de mayor entidad.
Lo reconozco, yo me enojo, a veces me desespero, sobre todo en las noches, cuando se despierta una y otra vez, incluso hasta lo reto, y lo mezco un poco más fuerte o rápido, pero no creo haber tenido el deseo de que se callase, sin importar el cómo, para siempre. Quizá valdría la pena pensar en esas sonrisas tiernas que estos pequeñuelos nos regalan tan gratuitamente, ésas que nos derriten y enternecen, o imaginárnoslos caminando o haciendo sus gracias, respirar hondo y recordar que no hay mala intención en sus gemidos o en sus despertares nocturnos, y, finalmente, acordarse que no pidieron venir al mundo, por lo que todo lo que les suceda hoy y en el futuro es, por lo menos por ahora, de nuestra entera responsabilidad.
Chaíto.
2 comentarios:
Compadre precioso:
El margen de la tolerancia se pone a prueba precisamente en los momentos de dificultades... como es el caso emblemático de los llantos interminables durante la noche de los pequeñitos, justo cuando el adulto debe levantarse temprano para cumplir con su rol de responsable ante la sociedad.
Quería contarte que volví a las pistas literarias, en gloria y majestad... Así que a este letargo de meses de tristeza y desazón le sigue en estos días una ola de creatividad y optimismo.
Por fin, me siento bien... Así que me encantaría que te metieras a escarbar en mi blog para que compartiéramos pensamientos.
Te kero mucho...
Hola andrés...se que debes estar aun enojado conmigo por no haber sido sincero, pero tenía miedo de las reacciones que podía acarrear todo esto de la separación...precisamente una de las cosas de las que nos salvamos fue de traer hijos al mundo....todo pasa t todo queda...pero lo nuestro es pasar.
yo abrí un nuevo blog se llama erdafugon.blogspot.com. Si te interesa que hablemos...pronto vuelvo a santiago...estoy casi internado en casa de mi papá que ha demostrado muuucha procupación por mi...espero que comprendas mi sentimiento por cristina, porque para eso están los amigos...si aun me consideras.
Un beso, saludos a ti, a la claudia y al nachito.
daniel...ahora simplemente "D".
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