jueves, marzo 22, 2007

22 de marzo

Hace cinco años atrás, a esta misma hora, había llegado hace poco rato al departamento de mi tía desde la peluquería, y me aprestaba a tomar una taza de té a la rápida para empezar a cambiarme para asistir al momento más importante de mi vida, probablemente desde que salí del colegio o desde que quedé en la universidad: mi matrimonio con Claudia, la mujer de mi vida, la única mujer de mi vida.
Con la perspectiva del tiempo, uno se ríe de lo que fue un verdadero día de locos.
Al mediodía de esa misma jornada, tenía que juntarme con mi profesora guía de la tesis para que me firmara la carta para el informe de inscripción ante la Dirección de Investigación de la Facultad, porque después me iba de luna de miel y no iba a tener tiempo de hacerlo antes que se me venciera el plazo para inscribir la tesis, sin que fuera necesario interrumpir tan magna ocasión. El asunto es que la profe, desesperada, pues sabía que yo me casaba en la noche, llegó cerca de las dos de la tarde, y yo no había alcanzado a ir al peluquero ni a almorzar, lo cual trastocó toda la tarde.
Después de arreglarnos para el evento la multitud de gente que estaba en el departamento (inclusa mi Mamita Julia, que ya no está con nosotros), salí con mis papás hacia la Iglesia, donde me encontré con que los arreglos florales no habían llegado y no sabía porqué, lo cual terminó de intranquilizarme.
Pese a todo, la misa estuvo preciosa, mis amigos del coro se lucieron, en fin, maravilloso.
Se preguntarán por qué diablos les cuento todo esto. Simple y sencillamente por la inmensa alegría de saber que, pese a todos los problemas, esta historia de amor sigue adelante, y se hace más hermosa, porque el 22 de marzo de 2002 es el comienzo de mi familia, que ahora tiene al Ignacio como uno más, caminando como loco, como si nunca fuese a cansarse ahora que se lanzó a la vida y tiene tanto por conocer.
Gracias a Dios por esta etapa hermosa, gracias por caminar con nosotros de la mano, ayudándonos en la dificultad y gozándose en nuestros éxitos.
Gracias, Señor, por el otoño, mi época favorita del año, sobre todo desde hace cinco años.
Chaíto.

martes, marzo 06, 2007

Conclusiones varias...

Ya han transcurrido varias semanas desde el comienzo del famoso Transantiago y, desde mi humilde perspectiva, todo esto ha arrojado una serie de interesantes conclusiones:

1.- "Todo tiempo pasado, ¿fue mejor?: Ahora resulta que las micros amarillas eran mejores. Usted se preguntará por qué. Básicamente, porque significaban un mínimo esfuerzo físico y mental para utilizarlas, en el sentido de tener que caminar poco y qúe uno se subía a una micro cerca de la casa y lo dejaba muy cerca de donde tenía que ir, fuese trabajo, estudio, etcétera. (Inolvidable la señora que envío un mensaje a la huincha de texto de "En boca de todos", pidiendo el regreso de los antiguos "servicios", porque su hija tenía que caminar 10 cuadras al colegio... ¡Sencillamente notable!). Pero se olvida que las famosas amarillas eran unas fumarolas ambulantes; que iban igual de llenas; que había que mamarse dos horas de ida y dos de vuelta; en los casos más extremos, para poder trasladarse al lugar de destino; que los choferes eran ordinarios, mal hablados, prepotentes, entre otras "virtudes"; que en un recorrido más o menos extenso se subían aproximadamente 20 charlatanes con distintas historias, amén de pésimos cantantes las más de las veces, payasos oxidados y vendedores de artilugios inimaginables, como sacados de Macondo, en fin... Al margen, echo de menos las calcomanías que colocaba el chofer en su "máquina".

2.- GPS no es el Global Position System o Sistema de Posicionamiento Satelital, sino algo así como Gran Pesadilla del Sistema, porque si realmente existiese el divino dispositivo, sabríamos con certeza por qué la micro no llega y dónde porquería está, aparte del hecho que aún no existen la totalidad de las prometidas 5600 micros.

3.- El día tiene aproximadamente 15 o 16 horas y no 24, como nos habían mentido durante siglos, porque no hay otra explicación para que los servicios nocturnos desaparezcan a las 21:00 o 22:00 horas, aparte de que los señores empresarios no quieren gastar plata en cumplir adecuadamente con los contratos firmados, teniendo todos los vehículos y conductores necesarios, pues tienen asegurados los ingresos hasta abril.
4.- El señor Lagos nos metió a todos (oh paradoja) "el dedo" en la boca, porque nos acaba de dejar claro que su gobierno (a estas alturas calificable de gran programa de realidad virtual) sólo diseñó, como las pelotas, pero sólo eso y que la implementación le correspondía a este gobierno. Por eso, fue en su período que se optó por potenciar el Metro en vez de arreglar las calles, hacer corredores exclusivos para buses, como en Pajaritos; por eso, fue en ese gobierno se postergó un par de veces la puesta en marcha, etcétera. Total, al gobierno siguiente le tocaba implementar. No me imagino si esto le hubiese tocado a los señores de la Alianza.

5.- La inmensa mayoría de los santiaguinos le teme a lo nuevo (señora aborda en Quinta Normal el tren subterráneo para combinar en Santa Ana a la línea 2 y luego en Los Héroes a la 1, para dirigirse hasta Neptuno, sí, tal como lo oye, y la Estación Neptuno está en San Pablo, calle que también intersecta con Matucana, en la que se encuentra la primera estación citada), por eso y por la falta de micros y de recorridos adecuados, colapsa el Metro, que para peor, muchísima gente no sabe usar, y los demás se dejan llevar por su egoísmo, lógica rabia y confusión, haciendo caso omiso de las instrucciones para colaborar con el desplazamiento, comodidad y seguridad de los otros, empujando, no dejando bajar, no caminando por la derecha, sentándose en el suelo, blablabla...
No vamos a seguir enumerando, para no deprimir ni latear más a los lectores. Sólo queda confiarse a las manos del Señor de la Misericordia, al ministro Espejo y a las 23 medidas señaladas por la Presidenta, y que este invierno no sea, como dirían Los Prisioneros, el más frío que hayamos visto pasar.
Chaíto y suerte, que la vamos a necesitar.
Nota: Este blog comenzó a escribirse el 06 de marzo, pero sólo pudo terminarse hoy, por motivos no relevantes de contarles.